Según comentaron estas almas solidarias y comprometidas, cada barrio es un mundo de carencias y sueños incumplidos. Hay hambre, desempleo, problemas con la Policía y, por estos tiempos, mucho frío.
Julia Giuliani, integrante de la agrupación, milita a diario junto a Humberto, en el Centro Comunitario “La Barriada”, y allí se les llena la pancita a 200 chicos y grandes. Según manifestó, las principales temáticas que azotan el barrio son las carencias en salud y la falta de trabajo. “Los vecinos del sector trabajan de la construcción en su mayoría y hay muchos desempleados por la caída de trabajo en este rubro. En lo referido a salud, la salita del dispensario tiene una alta precariedad en cuanto a materiales y recursos humanos y no llega a cubrir el total de las necesidades de los vecinos”, indicó.
Pero el monstruo que ataca con fuerza en esta época es el frío que se las arregla para meterse en los cuerpos y en las mentes, imposibilitando el pensamiento. Muchas veces, la situación de precariedad se mantiene y hasta se controla… hasta que viene un torbellino, un elemento desestabilizador que arrasa con todo.
“Hay que pasar el invierno, es muy duro. Hay familias sin puertas y ventanas en las casas. Es durísimo ver tantas necesidades básicas insatisfechas”, dijo Julia.
Ella confesó que muchas veces, la desesperación se apodera de ellos y sienten una gran impotencia por no poder subsanar en su totalidad las necesidades que tienen estas familias vulneradas. “Nos cuesta tener recursos propios a la hora de dar respuesta. porque somos una Organización autónoma de los gobiernos, los partidos políticos y las empresas . Pudimos juntar algunas frazadas para enfrentar esta situación a través de Promoción Social y también solicitamos la ayuda de nuestros amigos y conocidos”, subrayó.
Lucía, otra de las chicas que trabajan en la asociación, empezó yendo sólo dos días a la semana al barrio Casanova, pero con el tiempo, la demanda se hizo cada vez más intensa. Hoy va casi todos los días. Ese lugar es como su casa y la gente que allí frecuenta, su familia.
Según comentó, este barrio es olvidado por estar comprendido entre el barrio Bimaco y las 400 viviendas. Se trata de un pequeño sector que tiene serias carencias, faltan servicios básicos y pavimento.
Señaló que Casanova no tiene gas natural, por este motivo sólo pueden calentarse con estufas, con garrafas o con leña. Según señaló, en el barrio hay muchas familias numerosas que tienen entre 5 y 6 hijos que necesitan abrigo, algo calentito para tomar, frazadas, colchones, entre otros elementos.
Nazareno vive la realidad del barrio Acordeón, sobre las costas del río. En este caso, se trata de terrenos fiscales que fueron tomados por vecinos por no tener un lugar donde vivir. Aquí las necesidades se potencian.
Según dijo, la mayoría de las viviendas no tienen puertas ni ventanas, además de no tener gas natural. Es decir que el frío y el viento entran sin pedir permiso y viajan de punta a punta.
“La mayoría se calienta con estufa porque faltan garrafas. Se trata de gente con muchas necesidades. Es una situación muy difícil”, explicó.
Cada vez peor
Según comentaron los chicos, la situación empeora día a día. Hay cada vez más bocas sedientas a la hora de servir la leche y más pedidos y necesidades insatisfechas.
“Todos los días hay alguien nuevo y los insumos vienen contados y muchas veces nos falta. Hay muchos con necesidades básicas insatisfechas”, expusieron.
Direcciones de los centros comunitarios de Malón:
* La Barriada (Hipódromo): Roque Sáenz Peña y Sadi Carnot.
* Barrio San Pablo: Victor Guillet 960.
* Casanova: Pasaje Drago 3243.
* Acordeón: Quena y Bariloche.
* Las Ferias: Unión de los Argentinos 12.
Todo aquel que quiera colaborar con la tarea de la Organización Territorial Malón puede hacerlo y llegarse a las reuniones que realizan todos los jueves a las 20 horas en la sede de la CTA Río cuarto, Fotheringam 171. Si no, puede comunicarse a los teléfonos: (0358) 154014053 ó (0358) 4629317.
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